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Sánchez intenta a la desesperada recuperar al votante de centro aparcando la reforma del delito de sedición

Pedro Sánchez quiere recuperar al votante de centro que en su día se fue a Ciudadanos y el PP y eso lo ve incompatible con beneficiar a los separatistas

Supremo
Pedro Sánchez y Oriol Junqueras en el Congreso en una imagen de archivo. (Foto: Efe)
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Pedro Sánchez quiere que los dos años y medio de mandato que le restan sean tranquilos. Empeñado en recuperar al votante del centro y el centroderecha, aquellos que en su día podían votar al PSOE y que posteriormente apoyaron al PP o a Ciudadanos, el líder socialista quiere volver a la moderación para ampliar su ventaja con respecto a sus competidores. Por ese motivo, tras meses hablando del tema, con promesas incluidas, ahora Sánchez se inclina por aparcar la reforma del delito de sedición, por el cual fueron condenados los políticos catalanes separatistas, tal como avanzó OKDIARIO en junio.

Con los principales responsables del golpe separatista de 2017 ya en libertad, gracias al indulto que les concedió el Gobierno de Sáncez hace unas semanas, la reforma de sedición solo beneficiaría a Carles Puigdemont. Y hasta día de hoy, Sánchez y sus ministros no se han planteado otorgar privilegios al ex presidente de la Generalitat, por su actitud al fugarse de España y por la poca colaboración de su grupo parlamentario a la coalición. Ahora bien, si JXCat se abre a apoyar los Presupuestos Generales del Estado y esa reforma del delito de sedición, lo volvería a recuperar. Pero los de Puigdemont solo quieren la amnistía que el PSOE ni se plantea.

Aunque el anterior ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, ya trabajaba conjuntamente con Podemos en el proyecto de reforma del delito de sedición, que rebajaba considerablemente las penas para los condenados, la carpeta ha quedado guardada en un cajón de la nueva titular Pilar Llop. Pedro Sánchez sabe que abrir de nuevo el melón, con los presos ya indultados, la reforma del Consejo General del Poder Judicial pendiente -que sólo es posible gracias al PP- y un bloque de la derecha cada vez más fuerte en las encuestas, no es buena idea. Aunque los socialistas creían que sí, su política de cesiones al separatismo para acabar con las tensiones territoriales no les está dando rédito.

En Moncloa asumen que tras la concesión de la medida de gracia a Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull, Carme Forcadell, Raul Romeva, Dolors Bassa, Quim Forn, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, ERC y el PDeCAT apoyarán sus cuentas en el Congreso. Con el traspaso de transferencias en el marco de la bilateral Estado-Generalitat, la millonaria inversión en el aeropuerto del Prat y la convocatoria de la mesa de negociación del referéndum en septiembre, esperan poder acercar también a sus postulados a Junts per Catalunya. Y es que con los PGE de este año validados a Sánchez no le hacen falta ya sus socios separatistas para acabar la legislatura. Las grandes reformas sociales en las que trabaja, como la reforma laboral, el salario mínimo o la ley de vivienda, no podrán ser rechazadas por ERC.

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